Novedad
El Trastorno por Déficit de Atención con/sin Hiperactividad TDAH es el más frecuente de los trastornos del neurodesarrollo infantil, una patología generalmente diagnosticada en la etapa infantil .
Los síntomas más frecuentes del TDAH son la falta de atención, la impulsividad y la hiperactividad, que no siempre aparecen de manera conjunta y frecuentemente suelen ir acompañados de otros trastornos.
Además, se ven alteradas algunas de las tareas cognitivas como la memoria de trabajo, la inhibición (motora, cognitiva o emocional), la atención selectiva y sostenida, fluidez verbal, planificación, flexibilidad cognitiva y control de las interferencias.
Podríamos decir que las características más señaladas del niño con TDAH de los 6 a los 12 años serían:
Dificultad a la hora de establecer un orden en tareas o pequeñas responsabilidades en casa.
- Les cuesta «ponerse en marcha» (para vestirse, hacer los deberes) pues se distraen fácilmente con cualquier otro estimulo.
- Presentan problemas para mantener la atención hasta finalizar sus tareas
- Pierden u olvidan cosas necesarias (agenda, abrigo, bufanda, cartera, deberes, etc.).
- Parecen no escuchar cuando se les habla.
- Olvidan realizar sus tareas cotidianas (Cepillarse los dientes, recoger la ropa).
Con frecuencia actúan sin pensar.
- Hablan en momentos poco oportunos o responden precipitadamente a preguntas que incluso no se han terminado de formular (delante de una visita, en clase?)
- Les cuesta obedecer a las órdenes, no porque no quieran obedecer, sino porque no están atentos cuando se les formulan.
- Suelen ser poco precavidos y olvidan planificar (se ponen a hacer los deberes sin el material).
- A menudo mueven los pies y las manos o se levantan de la silla.
- Van de un lugar a otro sin motivo aparente.
- Se balancean sobre la silla.
- Juguetean frecuentemente con pequeños objetos entra las manos.
- A menudo canturrean o hacen ruidos inapropiados con la boca.
- Hablan en exceso.
- Durante el juego les cuesta esperar su turno y jugar de forma tranquila.
Suelen ser considerados como molestos, ruidosos e infelices y tienden a resultar antipáticos y a ser rechazados por sus iguales.
Los padres y los profesores, por su parte, suelen ser más autoritarios, controladores e invasivos con los niños con TDAH en comparación con los niños sin el trastorno. Por ello, aun cuando los niños con TDAH no sean agresivos o desobedientes, por sus características personales pueden sufrir experiencias interpersonales negativas, que repercutan a la larga en el desarrollo de diversos problemas sociales.
Este trastorno genera en los niños problemas escolares y sociales. En muchos de los casos suele informarse de la existencia de mal comportamiento y problemas sociales.
En España, más de la mitad de los niños con TDAH tarda un año o más en ser diagnosticado desde que aparecen los primeros signos y sólo 15 de cada 100 niños son diagnosticados en menos de seis meses.
Para encontrar las causas del TDAH se debe atender a un triple enfoque: factores genéticos, circunstancias ambientales y la interacción de ambos escenarios. Los últimos estudios existentes muestran que el TDAH tiene un origen genético, con una heredabilidad media del 77 por ciento; es decir, como media, el 77 por ciento de la causa es genética, afectando a neurotransmisores y neuromoduladores, preferentemente dopamina y noradrenalina.
El enfoque integrador y multidisciplinar aborda el problema del TDAH en el niño desde los puntos de vista clínico, escolar y familiar.
El tratamiento es necesariamente multiprofesional, con la colaboración de la familia, los profesores, los psicólogos, el pedíatra y el neuropedíatra o el psiquíatra. Los objetivos del tratamiento son reducir los síntomas del trastorno, mitigar o suprimir los síntomas asociados ansiedad, depresión, trastorno de la conducta, mejorar las consecuencias del trastorno en aprendizajes escolares, lenguaje, escritura, actitud, relación social, etc y educar al niño y a su entorno en esta problemática, mediante información exhaustiva oral y escrita.
La realidad es que estos niños suelen mostrar desde temprana edad un acusado fracaso escolar, suelen ser además niños muy impulsivos lo que, en consecuencia, lleva a los profesores y compañeros a etiquetarlos de «malos, molestos y gamberros», lo que como resultado les provoca «problema de autoestima, de conducta y emocionales». Niños que no tienen un proceso normal de socialización, e incluso que sean más propensos a tener conductas de riesgo.
Les cuesta mucho permanecer sentados y prestar atención.
- Presentan los deberes incompletos.
- Organizan poco y mal los deberes y cometen errores “tontos” por despistes.
- Hablan impulsivamente (responden antes de acabar la pregunta).
- Se distraen fácilmente.
- Se distraen fácilmente.
- Tienen conductas disruptivas (conductas inapropiadas).
- Interrumpen y se entrometen.
- Se pueden mostrar agresivos
- Tienen dificultades para aceptar las normas.
- Les resulta difícil aceptar tareas.
- Son incapaces de esperar su turno.
- Tienen dificultad para establecer un orden en sus tareas y prioridades.
- Muestran dificultad a menudo para pensar antes de actuar.
- Pierden y/u olvidan cosas necesarias.
- Parecen no escuchar cuando se les habla.
- Se levantan a menudo en situaciones en las que deberían permanecer sentados.
- Presentan movimientos frecuentes de pies y manos.
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